El autor del principal icono de la Granada como capital del agua desvelaba en el Aljibe del Rey los secretos de su obra
No es fácil asimilar que la gran fuente que señala el centro geofísico entre el paseo del Salón y la Carrera de la Virgen sea una obra del siglo XXI y no lleve en ese punto de la ciudad desde mediados del XIX. La Fuente de las Granadas, se ha convertido en solo 18 años de existencia en uno de los principales referentes artísticos de la capital y, sobre todo, en el icono indiscutible de Granada como capital de la cultura del agua. Su creador, el escultor granadino, Ramiro Megías López, aún se siente sobrecogido por la magnitud y simbiosis que el conjunto escultórico ha creado con su entorno y como ha generado un singular paisaje urbano en un tiempo muy corto. Megías, descubría detalles y secretos de la Fuente de las Granadas y algunas de sus otras obras en la ciudad, durante una charla y entrevista con el periodista Juan Enrique Gómez en el carmen del Aljibe del Rey, en la inauguración del ciclo El Agua y la Palabra, organizado por Fundación Agua Granada, que este año celebra su decimocuarta edición, que contó con actuación musical de un dúo de trompeta y trombón formado por Miguel Ballesteros Padial y Paulino Gálvez Bosch.
Con el aforo del jardín del Carmen del Aljibe del Rey completo, Ramiro Megías, aseguraba que la idea y concepto de la Fuente de las Granadas va más allá de una simple creación escultórica que fusiona el agua con el arte, “buscaba ofrecer una representación de Granada y sus singularidades teniendo en cuenta el espacio donde tenía que ser ubicada, la intersección entre los ejes fundamentales de la historia y la vida social de la ciudad, el punto desde el que se divisa la totalidad de la Carrera de la Virgen y el bulevar decimonónico del Paseo del Salón”, comenta el escultor, que de forma inicial había concebido una idea de fuente baja, en la que las figuras se encuentran cercanas al espectador y que evolucionó hacia la imagen final de una fuente alta, vertical, en la que sus figuras se asoman a la estructura para crear puntos de visión. “Las figuras humanas que rodean la columna central no están creadas al azar, son como miradores que dirigen la vista hacia los ríos, la sierra y la Vega. Se llaman Sierra Nevada, una figura femenina con una estrella de las nieves en su pelo; Genil, un varón que se sitúa sobre cascotes para mostrar las crecidas del río; Darro, con una batea de los buscadores de oro y la Vega, otra figura femenina adornada con frutos”. Ramiro Megías aseguraba que si mirásemos a través de esas figuras, veremos los lugares que les dan nombre.
“La joven que corona la fuente representa a Granada. En una primera idea esta escultura estaba desnuda, pero por un sentimiento de respeto hacia la proximidad de la Virgen de las Angustias, decidí vestirla de cintura hacia abajo, lo que le otorga también un cierto aire de sensibilidad”, dice el escultor.
En 2007 se inauguraba esta obra que había sido encargada por la empresa Emasagra y el Ayuntamiento de Granada, cuando era alcalde José Torres y consejero delegado de la empresa, el concejal Sebastián Pérez, como regalo a la ciudad y una forma de devolver a los granadinos una parte de lo que ellos aportan a la empresa de aguas.
La Fuente de las Granadas se ha convertido, cuando cumple su mayoría de edad, en un incono indiscutible de la ciudad y del concepto de capital de la cultura del agua. Se sitúa sobre el paso de los ramales subterráneos de la acequia Gorda (ancestralmente llamada acequia del Sultán). El agua es sustancial en esta obra. Los surtidores tienen un complejo estudio técnico y artístico, ya que han de tener la intensidad y dirección planeada para crear una imagen determinada y realzar las formas escultóricas. Megías agradece la labor de una gran cantidad de personas que participaron en la materialización de la estructura, entre ellos ingenieros y fontaneros, de los que dependía la imagen final del conjunto, al igual que agradecía en el Aljibe del Rey, la labor del equipo de fundición, “que en tiempo récord, alrededor de tres meses, lograron fundir una obra muy compleja formada por decenas de piezas que había que fundir y ensamblar, algunas de ellas en su ubicación final. La realidad es que toda la obra se materializó en muy poco tiempo, solo un año, todo un extraordinario que se debe a la labor de estrategia y logística de la legión de personas que participaron”.
Granada cuenta con una de las muy pocas fuentes construidas en bronce, un metal que se adquiere como el oro, a precio de mercado internacional, muy caro y difícil de conseguir. “Era toda una novedad construir una fuente de bronce, cuando lo normal siempre ha sido hacerlas de piedra o elementos pétreos, de hecho es de las pocas fuentes de este material que existen en España, pero el Ayuntamiento y la empresa aceptaron el reto”, afirma Ramiro Megías, que a la hora del crepúsculo, en el Albaicín, reconocía que aunque ya se ha acostumbrado, situarse bajo la fuente aún le impresiona y recomienda observarla, desde lejos, tanto en el salón como en la Carrera dela Virgen, para percibir su fusión con el paisaje.

Ramiro Megías, escultor, junto a Juan Enrique Gómez, entrevistador y responsable del área de comunicación de la Fundación AguaGranada.